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Se lo prometí todo a María

Realizada por la comunidad de Vitoria

Hoy, 8 de diciembre celebramos, un año más, la gracia que Emilia, NMF, recibió de la Madre Inmaculada: “La inspiración de nuestro Carisma de Reparación”.

Ese día del año de 1854, en Roma, el papa Pio IX proclama el dogma de la Inmaculada Concepción.

Emilia, fiel hija de su tiempo, vive con fervor la Espiritualidad Mariana de la Inmaculada Concepción. La mañana de ese día memorable para la cristiandad, Emilia, la pasa en una oración intensa, que la llevó a vivir una experiencia espiritual inigualable en su vida, en ella su corazón llegó a conocer algo de la profunda ternura del amor de Dios por la humanidad.  Una experiencia   del misterio de su amor siempre presente en el mundo, y el lugar del Corazón Materno de María en este misterio.

Hoy queremos hacernos más conscientes de que nuestro “carisma existe y se difunde en el mundo en la medida que lo acogemos y lo dejamos desarrollar en nosotras. María, Emilia y todas las hermanas que nos han precedido […] nos acompañan en este caminar y alientan nuestra respuesta”

 

CANTO DE ENTRADA:María, de ti nace la Vida

SALMO DESDE LA TERNURA A MARÍA VIRGEN

Tú eres, María,

la experiencia más bella de Evangelio.

En ti, Dios se ha hecho Noticia Buena para el hombre.

Eres la mujer creyente

que acoge y guarda la Palabra,

la mujer joven que entra en el plan de Dios

libre y gozosa.

Eres estilo de vida, nuevo y fascinante en la historia;

la virgen bella y fecunda de Nazaret.

Mi corazón se alegra con tu presencia

y busca en el tuyo un camino de verdad.

Busco en ti un camino de libertad.

Me siento feliz porque eres madre y eres virgen;

eres como un lago profundo de paz.

Eres limpia como la luz de las estrellas,

eres libre como agua de manantial.

Eras joven, María,

cuando revolucionaste la historia,

cuando Dios llamó a tu puerta,

cuando dijiste “Sí” a su proyecto de vida.

Eras joven cuando diste respuesta a su plan.

Tu corazón joven dijo: ¿Cómo podrá ser esto?,

he aquí la esclava del Señor, mi alma glorifica al Señor,

que se haga en mí según tu Palabra.

Tu corazón joven dijo:

Tus caminos, Señor, son mis caminos;

¿Qué quieres, Señor, que yo haga?

Tu proyecto es mi proyecto,

me alegro en el Dios que me salva.

Gracias, María por tu corazón bueno y disponible,

sincero y transparente, sencillo y humilde,

lleno de luz y amor, abierto a Dios.

Aquí me tienes en busca de un camino libre de fe;

en busca de un proyecto de vida;

en busca de un sendero de justicia,

del rostro del Dios vivo, de la libertad perdida.

Gracias a ti, María, casa donde Dios mora,

gracias a ti, María, madre de Cristo y madre mía.

Silencio para interiorizar el salmo

 

Experiencia espiritual de Bauffe: ser María para Jesús

(castillo de Bauffe, provincia de Hainaut, 8 de diciembre de 1854). PH, 81

[…] Vi a esta divina Madre (al decir vi, refiero simplemente las imágenes que impresionaron los ojos de mi alma y que permanecen en mí muy vivas), coronada por la Santísima Trinidad como Reina, como Virgen y como Madre: Reina del cielo, Esposa inmaculada del Espíritu Santo. Como Madre de Dios, Reina de la tierra y además la corona de virgen que parecía serle muy preciosa. Me dio a entender que amaba esta corona y este título porque pregonaban ante el cielo y la tierra que Dios había sido siempre su solo y único amor. Este pensamiento penetró hasta el fondo de mi alma. Intuí el valor que tienen para Jesús las almas totalmente puras que se le entregan por completo y cuánto le gusta que estén con El. Era el sello de la vida religiosa tal y como mi amor a Jesús lo soñaba, en cuanto esto era realizable. Supliqué a María me dijera qué quería de mí, respecto a su Divino Hijo y a Ella. Me dijo entonces el deseo de su corazón y cuánto me agradecería lo realizara. Me hizo notar que Jesús al subir al cielo no había dejado la tierra, como Ella, y que su corazón de Madre sufría de no estar aquí con El, para acompañarle y rodearle de adoración, de respeto, de ternura y de amor, y buscar que otros también lo hicieran. Que lo que le dolía profundamente eran las ofensas, los sacrilegios, las profanaciones, los desprecios de toda clase que le infieren los hombres, sin que pueda consolarle, estar con El amándole, prodigándole sus cuidados, curando con delicadeza las heridas que recibe.

Después de esto, con ese cariño de madre que salva distancias, María me manifestó el deseo que tenía de verse reemplazada en la tierra por almas que tuvieran para con su divino Hijo una ternura y un respeto particularísimo… que tuvieran para Él la delicadeza de amor del corazón de una madre.

Se lo prometí todo a María. Mi corazón, mi alma, todo mi ser estaban penetrados de un sentimiento de gratitud, de amor, de dolor. Parecía estallar por dentro: confusa y consolada a la vez […] No comprendía por qué María se dirigía a mí; no me explicaba esta prueba de confianza […] Mi único lenguaje era el silencio. María lo comprendió y vio que en el fondo de mi alma, a pesar de mis innumerables faltas, infidelidades y miserias, Jesús era el único amor y sólo Él llenaba mi corazón y existencia toda […] volví dichosa.

 

Anuncio del nacimiento de Jesús  ( Lucas 1, 26-38)

Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.» María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, =porque ninguna cosa es imposible para Dios.»=

Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel dejándola se fue.

Compartición

 

ORACIÓN

Virgen Santa Inmaculada,

a Ti que eres el honor de nuestro pueblo […]

nos dirigimos con confianza y amor. Tú eres la Toda Hermosa,

en ti está el gozo pleno de la vida bienaventurada con Dios.

Haz que no perdamos el sentido de nuestro camino terrenal:

Que la suave luz de la fe ilumine nuestros días,

la fuerza consoladora de la esperanza dirija nuestros pasos,

el calor contagioso del amor anime nuestro corazón,

los ojos de todos nosotros permanezcan fijos

en Dios, donde está la verdadera alegría.

¡Tú eres la Toda Hermosa, oh María!

Escucha nuestra oración, atiende nuestra súplica:

Se Tú en nosotros la belleza del amor misericordioso de Dios en Jesús,

que esta belleza divina nos salve a nosotros, y al mundo entero. Amén”.

 (Papa Francisco)